TEST AUDITIVO OÍRNOS
Los síntomas de pérdida auditiva pueden variar y, a menudo, tienen lugar de manera tan gradual que el paciente que la padece no se da cuenta de qué es lo que ocurre. Este breve cuestionario puede servirle de guía para prevenir y valorar un mejor cuidado de su audición. Es muy recomendable pasar una revisión auditiva anual, sobre todo en personas mayores de 50 años.
El siguiente test sirve para detectar la existencia de problemas auditivos.
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PREGUNTAS FRECUENTES
El tinnitus, también llamado acúfeno, es la percepción de un sonido, continuo o esporádico, que se produce internamente en el oído. Normalmente se manifiesta en forma de pitido en el oído y provoca un estado de irritación y de malestar continuo.
No existe todavía una solución definitiva para el tinnitus, pero sí existen métodos que alivian las molestias que produce y ayudan a convivir con ellas. Existen terapias y tratamientos de los acúfenos que han mejorado los niveles de tolerancia al acúfeno del 80% de los pacientes que han trabajado con ellas.
La exposición continuada a ruidos fuertes puede ser uno de sus desencadenantes del tinnitus. Por eso es importante que los profesionales que trabajan en entornos ruidosos protejan sus oídos con tapones mientras desarrollan su actividad. Otras causas de los acúfenos pueden ser los golpes en la cabeza, el exceso de medicinas, la enfermedad de Ménière, el envejecimiento, el exceso de cerumen, la presión arterial alta y los trastornos de los nervios sensoriales. Sabemos también que el ruido, el alcohol, el tabaco, la sal y la cafeína intensifican la sensación de tinnitus.
La presbiacusia es la pérdida de la audición gradual en la mayoría de las personas, según van envejeciendo. Esta pérdida es insidiosa y ocurre a menudo que la persona afectada no se da cuenta.
Uno de los primeros signos que suele aparecer es una mala comprensión de las palabras en un ambiente ruidoso, como por ejemplo en un restaurante o en una reunión familiar.
Se pone el volumen de la televisión demasiado alto según la opinión de su entorno.
A menudo, se habla demasiado alto en circunstancias donde se debería actuar con discreción; en la iglesia, en el hospital.
La pérdida auditiva se debe a una afección en la cóclea o en el nervio auditivo. Lo más frecuente es que se produzca cuando las células ciliadas, que se encuentran en la membrana basilar, han sufrido daños. En general, las células ciliadas externas suelen ser las primeras en sufrir daños, lo cual provoca que se perciban peor los sonidos débiles. Si estas células están dañadas, la resolución frecuencial del oído se verá reducida debido a que los filtros auditivos de la cóclea son más amplios y su grado de definición es menor. Como resultado, la habilidad de distinguir entre varios sonidos del habla puede verse afectada.
Hay personas que tienen la sensación de oír bien pero no entender en ciertas situaciones. Podemos realizar pruebas específicas para conocer cual es la capacidad máxima de entendimiento que tiene en cada oído. De este modo es posible informar de cuáles pueden ser los motivos y asesorar sobre que pasos seguir.
Las dos causas más frecuentes de la pérdida de audición son el envejecimiento (es la llamada presbiacusia) y la exposición a ruidos.
Por eso se recomienda a los mayores de 50 años que se realicen revisiones periódicas para detectar la pérdida auditiva en su inicio y ponerle una solución lo más rápidamente posible.
Asimismo, las autoridades sanitarias llevan años tratando de concienciar a los más jóvenes de que algunos de sus hábitos de escucha son claramente perjudiciales para sus oídos. Actividades tales como escuchar música con auriculares y acudir frecuentemente a discotecas y bares donde la música se pone demasiado alta pueden causar daños irreparables en el oído. Por eso mismo también corren más riesgo de padecer problemas auditivos los músicos, los cazadores o los profesionales que trabajan en ambientes ruidosos como algún tipo de industria.
La pérdida auditiva puede ser también hereditaria o congénita.
El uso prolongado de auriculares con música alta es uno de los motivos por los que tantos jóvenes están en riesgo de padecer pérdida auditiva. Por eso es recomendable limitar el tiempo de exposición a los auriculares. Cuando los usemos, tenemos que tener en cuenta que los auriculares abiertos permiten la fuga de parte del sonido, por lo que tendemos a incrementar el volumen en ambientes con ruido. Por el contrario, los auriculares cerrados aíslan bien el sonido exterior, lo que permite controlar mucho mejor el nivel de volumen porque el ruido de fondo es menos intenso.
No oír bien la televisión y subir el volumen más de lo habitual suele ser uno de los primeros síntomas de pérdida auditiva, por lo que cuando eso ocurre es conveniente acudir a un centro auditivo a realizarse una exploración. Además, las personas con problemas auditivos incipientes sentirán dificultades para entender el habla en ambientes ruidosos, como pueden ser restaurantes, comercios, o calles transitadas en hora punta.
La pérdida auditiva retrococlear está causada por daños en las vías nerviosas entre la cóclea y la parte del cerebro que se encarga de la audición. Un ejemplo de hipoacusia retrococlear es la esclerosis múltiple. En casos raros, los daños pueden deberse a un tumor en el nervio auditivo, lo cual se denomina neurinoma acústico. Este tipo de tumor es benigno y se caracteriza por su crecimiento muy lento.
Las pérdidas auditivas neurosensoriales se deben a una afección en la cóclea o en el nervio auditivo. Normalmente, no es posible corregir una pérdida auditiva neurosensorial con un tratamiento médico o una intervención quirúrgica. Por el contrario, la pérdida auditiva conductiva tiene lugar cuando hay un factor que bloquea el paso del sonido en el canal auditivo o en el oído medio. Es posible tratar algunos tipos de hipoacusias conductivas quirúrgicamente o con medicación. Algunas causas de la hipoacusia conductiva pueden ser la acumulación de cerumen, la otitis media, el colesteatoma o la otosclerosis.
Algunos medicamentos perjudican la audición. Es el caso de algunos antibióticos aminoglucósidos, de medicamentos contra la malaria y de algunos tratamientos contra el cáncer. Se trata de medicamentos que tienen un efecto tóxico en las células ciliadas de la cóclea y pueden causar pérdidas auditivas neurosensoriales. Habitualmente la pérdida auditiva es bilateral y se inicia en las frecuencias altas. Por eso es importante que el paciente controle su audición cuando se somete a un tratamiento médico.
El cerumen es un limpiador y lubricante natural y te puede proteger contra las bacterias, hongos e incluso los insectos. Mucha gente piensa que el cerumen debe ser eliminado con un bastoncillo, pero esto no es aconsejable, ya que el bastoncillo puede dañar el canal auditivo o el tímpano. Lo ideal es limpiar los oídos con el agua de la ducha y acudir a un profesional si se nos ha formado un tapón.
El micrófono del audífono recoge la voz y el sonido del ambiente y lo convierte en una señal eléctrica que se transmite al procesador del audífono. El procesador es el que se encarga de incrementar el volumen de los sonidos en función de la pérdida de audición. Una vez amplificada, el auricular convierte la señal eléctrica en una señal audible y la transmite al canal auditivo.
El nivel de pérdida auditiva y el estilo de vida de la persona hipoacúsica y sus necesidades auditivas son las que determinarán el tipo de audífono (formato y gama tecnológica) que deberá llevar. Respecto al formato, los audífonos se clasifican en retro (se colocan detrás del pabellón auditivo) e intra (se inserta en el oído). En relación a la gama tecnológica, es importante que el audioprotesista asesore al paciente sobre las prestaciones de cada una de ellas. Así, cuanto mejor sea la tecnología del audífono mejor será la calidad de la audición y mayor la comprensión del habla. Será en entornos ruidosos donde mejor se aprecie la diferencia de tecnología.
Lo más habitual es que la pérdida auditiva se manifieste en los dos oídos, eso quiere decir que deberíamos usar dos audífonos. Oír con ambos oídos es lo que denominamos audición binaural, que facilita que oigamos los sonidos del entorno, los distingamos en lugares ruidosos, entendamos mejor el habla y, sobre todo, que podamos determinar la ubicación de los sonidos.
El volumen del audífono se ajusta automáticamente. Siempre se amplifican los sonidos fuertes menos que los débiles y el nivel de amplificación depende de la pérdida auditiva de la persona. Pero algunos audífonos también cuentan con un control de volumen manual en forma de una pequeña palanca que hace que subir o bajar el volumen sea totalmente intuitivo: al pulsar la palanca hacia arriba se sube el volumen, al bajarla se reduce. También se puede realizar estos ajustes con un pequeño mando a distancia.
Sí, rotundamente. Aunque la primera sensación al colocarnos unos audífonos es de tener el oído un cuerpo extraño, esta se pasa en unas horas o en unos días, algo muy similar a lo que sucede al usar gafas por primera vez o al cambiar la graduación. En el primer momento, es posible que el usuario de audífonos note que empieza a oír sonidos que tenía olvidados, y le llame la atención cómo suena el roce de la ropa, su respiración, su propia voz o abrir un interruptor de la luz. También habrá sonidos que ya oía y se percibirán con más riqueza e intensidad. En definitiva se le abrirá un nuevo mundo de sonidos que gracias al asesoramiento y praxis de su audioprotesista le ayudará a rehabilitar su déficit auditivo. Se acostumbrará a esta nueva situación y estas nuevas sensaciones las normalizará.
Por supuesto. Hoy en día, gracias a la conectividad de los audífonos inalámbricos podemos oír directamente el teléfono, televisión o tablet directamente en los audífonos. También existen unos pequeños dispositivos, denominados ayudas auditivas, que facilitan la escucha del sonido procedente de aparatos externos como el móvil.
Aunque es cierto que algunas marcas comercializan a través de Internet, es algo que desaconsejamos totalmente. Una persona que sufre un problema auditivo debe acudir a un centro auditivo para que el especialista en audición, el audioprotesista, le realice un estudio auditivo completo y determine el grado de pérdida auditiva.
A partir de este primer diagnóstico, y conociendo las necesidades auditivas de cada usuario, el audioprotesista le orientará acerca de cuál es el audífono más adecuado. Una vez elegido el audífono será necesario tomar una impresión del oído del paciente para personalizar el molde, que es la parte que se coloca en el interior del oído del usuario.
Además, el audífono es un dispositivo electrónico que cuenta con una serie de parámetros personalizables. El audioprotesista ajustará el audífono para adecuarlo al nivel de pérdida auditiva del usuario y para garantizarle la mejor audición en cualquier situación. Serán necesarias varias visitas al centro y un período de aclimatación para conseguir una adaptación correcta.
PREGUNTAS DE NUESTROS CLIENTES
La presbiacusia es la pérdida de la audición gradual en la mayoría de las personas, según van envejeciendo. Esta pérdida es insidiosa y ocurre a menudo que la persona afectada no se dá cuenta.
Uno de los primeros signos que suele aparecer es una mala comprensión de las palabras en un ambiente ruidoso, como por ejemplo en un restaurante o en una reunión familiar.
Se pone el volumen de la televisión demasiado alto según la opinión de su entorno.
A menudo, se habla demasiado alto en circunstancias donde se debería actuar con discreción; en la iglesia, en el hospital.
La mayoría de pérdidas de audición son consecuencia de la evolución natural del sistema auditivo. En menor grado, pueden ser originadas por una exposición prolongada a ruidos de fuerte intensidad, traumatismos craneales, efectos secundarios de algunos medicamentos y ciertas enfermedades que pueden perjudicar, dentro de su desarrollo, al sistema auditivo.
El envejecimiento es inevitable e irreversible, pero evitando exponerse a niveles sonoros elevados o haciendo un uso de protectores para el oído podemos conservar por más tiempo una buena audición. Existen soluciones eficaces y discretas para compensar la mayoría de las pérdidas de audición debidas al envejecimiento del sistema auditivo. Un ejemplo son los audífonos, con los que se obtienen resultados muy sorprendentes, así que no hay que tener miedo a probarlos.
Es uno de los síntomas entre las personas que necesitan ayudas auditivas. La posible causa podría encontrarse a nivel neurosensorial, lo cual impide un correcto funcionamiento de su oído.
También tiene influencia la edad, ciertos medicamentos, causas genéticas y contaminación acústica. Todo ello conlleva a una falta de capacidad para entender la conversación.
Los acúfenos o tinnitus pueden afectar a la mitad de personas con pérdida auditiva y no tienen curación posible. Consciente de las graves consecuencias que pueden ocasionar los acúfenos para la persona que los padece, existe una terapia de habituación cuyo objetivo es llegar a convivir en armonía con nuestro propio tinnitus. La terapia combina el asesoramiento profesional con la utilización de un instrumento auditivo de alta tecnología.
En nuestra sociedad, el ruido está siempre presente.
Por tanto, el oído sufre agresiones de todo tipo de sonidos: la circulación, las obras, los aviones…
- Estos sonidos no son una causa directa de sordera, y sobre todo hay que tener cuidado con los ruidos de nivel elevado: ruidos industriales, caza, música…
- Para los ruidos de la vida profesional se ha llevado a cabo una reglamentación de protección.
- España, después de Japón, es el segundo país más ruidoso del mundo !